Notas de Obra
- zhavaestudio
- 27 may
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Actualizado: 29 may
Reflexiones sobre una mujer emprendedora
Voy a arrancar este blog dándole un marco a la historia de mi vida para que los lectores entiendan mejor.
Mi nombre es María Florencia Perales, pero todos me dicen Flor, Flopy, Florcita. Desde chica me considero una niña creativa. Siempre pensando en juegos distintos, diferentes maneras de crear historias, cómo jugar con un mismo juguete de mil formas distintas.
Cuando empecé a ser consciente de qué quería ser cuando fuera grande, el primer recuerdo que tengo es ser veterinaria (como la mayoría de los chicos a los que les gustan los animales). Con el tiempo me di cuenta de que no tenía el valor de ver a un animal sufrir. Entonces se me ocurrió ser oculista. No tengo idea por qué, pero durante mucho tiempo lo dije convencida.
Ya más grande, en la secundaria técnica enfocada en química, me di cuenta de que me encantaba descubrir cosas nuevas. Ver en detalle los ensayos que hacía en el laboratorio me fascinaba, y me causaba mucha curiosidad la variedad de colores y materiales que había.
Ya terminada la escuela, empezaba a resonar en mi cabeza la pregunta: ¿Qué voy a hacer cuando termine? Durante esos años se me había ocurrido estudiar Farmacia, pero ya me había aburrido de la química. Entonces pensé en estudiar Odontología, que siempre me llamó bastante la atención.
Un test que cambió todo
Ahora que ya les conté —de forma muy rápida— solo una pequeña parte de mi vida, podemos dar comienzo a esto. Ya próxima a la fecha de inscripción en la facultad, decidí hacer un test de esos que te recomiendan para ver cuál es la carrera más adecuada para vos. No me sorprendió tanto el resultado, porque siempre me interesó crear cosas, estar en los detalles, meterme en el medio cuando mi papá arreglaba algo en casa...
El test me dio una alta capacidad de creatividad y orden. Investigando un poco, encontré que mi carrera ideal era Arquitectura. Siempre dije que esos test eran cualquier cosa, pero… acá estamos. Faltando dos días para la inscripción, me anoté en la carrera de Arquitectura en la UBA, y seis años después me recibí.
Capítulo 1: Reflexiones sobre una mujer emprendedora
En este primer capítulo en particular, elegí hablar de: reflexiones sobre una mujer emprendedora, esto se dio ya que muchas mujeres arquitectas que se encuentran a mi alrededor se sorprendían cuando les contaba que trabajaba de forma independiente, creando mi propio estudio de arquitectura. Por suerte a todas ellas les pude preguntar:
¿Qué es lo que más las detiene para emprender?¿Cuáles son sus dudas más frecuentes?
Luego de hacer una pequeña recopilación de todas las preguntas que a ellas les generaba, voy a tratar de contestarlas siendo los más sincera, real y franca posible, siempre apelando a mi memoria.
1. ¿Cuándo sentiste que estabas “emprendiendo”? ¿Hubo un momento clave? ¿Te dio miedo?
Creo que fue cuando dejé mi último trabajo en relación de dependencia.La idea de emprender y crear un estudio propio fue pensada desde hace muchos años —si mal no recuerdo, seis—. En mi familia siempre se fomentó la idea de ser emprendedor, pero no como una imposición, sino como un estilo de vida. La gente que me rodeaba, por diferentes circunstancias, tuvo que rebuscárselas para salir adelante. Así que podría decir que desde que nací vi crecer diferentes emprendimientos, con sus altas y sus bajas.
Siempre da miedo salir de la zona de confort, de lo que uno ya aprendió: qué hacer, cuándo hacerlo, qué decir y qué callar.Cuando entramos en una empresa, por lo general, ya tienen más o menos definida su estructura, su jerarquía, y básicamente uno va a hacer lo que le dicen que tiene que hacer, ficha su hora de entrada y salida, y los problemas se quedan en ese lugar.No digo que siempre funcione de esa manera, pero yo lo vivía así.
Desde mi punto de vista, hay gente que tiene tendencia a ser empleada y otra a ser empleadora. Por suerte, existen los dos estilos de personas.
Para mí, ser emprendedora es algo que nace con vos. Viene incorporado en tus habilidades. Como si antes de nacer fueran agregando pócimas de diferentes dotes, un poco de orden, un poco de creatividad, otro poco de simpatía, después queda en cada una si se anima o no a vivir esa experiencia.
2. ¿Qué me impulsó a tomar la decisión?
Mi pareja actual fue una de las grandes impulsoras en este camino. Me veía llegar a casa sin ganas, desmotivada, sin energía. Siempre con una excusa distinta para quejarme: del sueldo, del jefe, de los compañeros, de la distancia al trabajo… En fin, ningún trabajo me motivaba a seguir. Cuando hacía trabajos por cuenta propia, siempre me veía más contenta, alegre, orgullosa de mí.
Esta decisión no fue fácil de tomar. Como dije antes, fueron muchos años de idas y vueltas: dejar un trabajo, arrancar el emprendimiento y sentir que no iba a ningún lado, volver a un trabajo en relación de dependencia… y así por varios años.
Pero siempre que tenía un poco de energía e inspiración, dedicaba esas horas a algo relacionado con Zhava —sin saber aún que se iba a llamar así—. Desde el logo, los colores, los detalles, los valores, la misión, incluso el nombre: todo fue un proceso que me acompañó durante un largo tiempo.
3. ¿Qué pensaba que iba a ser emprender… y qué resultó ser en realidad?
Sabía que emprender era un desafío. Iba a tener que trabajar el doble, no iba a tener fines de semana ni feriados. Pero también sabía que esas eran las condiciones al principio, y que tarde o temprano iban a aparecer las recompensas a todo ese esfuerzo.
La realidad es que para emprender hoy en día no alcanza con ser el mejor arquitecto, ni el que más se destacaba en la facultad, ni el que más sabía de estructuras.
Para ser emprendedor, tenés que saber de todo. Cuanto más leas, más estudies y más investigues, mejor te va a ir. Hoy en día, saber de marketing, community manager, branding, finanzas, contaduría, inversiones, liderazgo, sociedad, política, economía… te va a dar herramientas para que le vaya bien a tu empresa.
No te digo que tenés que dominar todos esos temas, pero al principio es necesario porque, cuando arrancás sin un peso, vas a tener que ser vos quien se ocupe de todo.
Seguramente con el tiempo puedas delegar muchas de estas cuestiones a gente especializada, pero como dueña es necesario que tengas una idea general de todo lo que pasa en tu empresa.
Para cerrar…
Emprender es un viaje en el que, aunque muchas veces te sientas sola, nunca lo estas. Siempre hay alguna voz interna, una pareja que te impulsa, una amiga que te aconseja, un familiar que apoya, una idea que no te suelta.
Hoy, con Zhava en marcha, me doy cuenta de que ese miedo que tuve tantos años no se fue… pero ya no me paraliza.
Si estás leyendo esto y también sentís el impulso de hacer algo propio, de crear desde tu lugar, te dejo una sola certeza:
Vale la pena intentarlo, incluso cuando da miedo.




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